domingo, 19 de octubre de 2008

Tiroides y obesidad

Lo que hay que tener en cuenta a la hora de comenzar un tratamiento para bajar de peso y no producir efectos colaterales y dañar al organismo. * Por la doctora Margarita Dalale, especialista en Endocrinología.En general los aumentos de peso han sido clásica y generalmente atribuidos a la tiroides, sin embargo, la mayoría de las obesidades simples cursan con función tiroidea normal. En el hipotiroidismo (funcionamiento disminuido de la glándula tiroides), es un tema sobre el cual se discute mucho en torno a la relación entre el hipotiroidismo y la obesidad, lo cierto es que este trastorno no produce obesidad en el sentido estricto de la palabra, porque en el hipotiroidismo hay aumento de peso a expensas del incremento “combinado” de un material predominantemente acuoso, que “no es grasa”, a diferencia de la obesidad en la que hay acumulación de grasa. Esto es importante que lo tengan en cuenta ya que la retención de líquidos (con el consiguiente aumento de peso en la balanza), es típico del hipotiroidismo, y los pacientes pueden llegar a sentirse como hinchdos, y al mismo tiempo con un peso mayor al habitual. Obviamente todo esto retorna a la normalidad al tratar el problema. En promedio y para que tengan una idea, los pacientes con hipotiroidismo pueden llegar a pesar un 15 ó 30 por ciento más que lo habitual, y muestran un descenso con el tratamiento. Este porcentaje es importante que lo tengan en cuenta, ya que muchas veces se cree que la obesidad es causada por la tiroides, y no es así, sólo puede haber ganancias de peso leves. Sabemos que las hormonas tiroideas son fundamentales para todo el metabolismo, lo que se llama “Termogénesis” es decir gastar calorías, puede estar disminuido, produ-ciendo entonces un enlentecimiento del metabolismo, con un aumento leve en el peso también por este mecanismo. Es por este efecto de activar el metabolismo, que tienen las hor-monas de la tiroides, que muchas veces, se hace un mal uso de ellas, y se las receta solas o en preparados para adelgazar, llevando al paciente a tener futuros problemas en una tiroides que estaba previamente sana. En este sentido deben ser muy cautelosos. Es ampliamente conocido este efecto de “quemar calorías” que tienen estas hormonas, con lo cual su administración obviamente producirá grandes descensos de peso, a expensas de la masa magra (incluyendo músculos y tejido óseo) así como los depósitos de grasa, las hormonas tiroideas han pertenecido al más antiguo arsenal farmacológico para el tratamiento de la obesidad. Pero, les reitero, el uso de hormonas tiroideas para adelgazar, en pacientes con una tiroides normal, lo único que hace es traer más complicaciones al paciente, ya que se anula o se enferma una tiroides sana, se daña el hueso (se puede producir osteoporosis), puede haber arritmias cardíacas, etc. Si bien la mayoría de las obesidades transcurren mayoritariamente en un marco de función de tiroides normal, puede haber ligeros cambios, en el eje de la tiroides. Debido a la magnitud de la epidemia de la obesidad, ha surgido un gran interés en torno al desarrollo de “agonistas” (sustancias similares) selectivos de hormonas tiroideas para el tratamiento de la obesidad, lo que abre nuevas fronteras al tratamiento de la obesidad, todo esto está en pleno estudio actualmente, serían sustancias similares, pero sin los efectos colaterales que tendrían las hormonas de tiroides en pacientes sanos.