martes, 27 de mayo de 2008

Las grasas, ¿tus enemigas?

Seguramente siempre que escuchas hablar de grasas, piensas que su consumo te hace engordar o que a ello se debe tu exceso de peso. Sin embargo, no parecen ser tan malas como crees ya que cumplen con varias funciones importantes para tu cuerpo. Lo que sí, es que tienes que tomar en cuenta que existen grasas saludables y grasas que pueden causarte daño. Por ello, debes conocer bien la diferencia entre unas y otras. ¿Para qué me sirven las grasas? Entre otras cosas, las grasas te proporcionan calorías que te dan energía y protegen tus órganos internos. Además, tu cuerpo las utiliza para fabricar ciertas sustancias que se parecen a las hormonas y que controlan la presión sanguínea y otras funciones del corazón. También ayudan a que tu organismo absorba nutrientes solubles en grasa, tal es el caso de las vitaminas A, D, E y K, de la misma manera algunos antioxidantes se absorben mejor en presencia de grasa. ¿Por qué si son tan necesarias, hacen que suba de peso? El problema de las grasas es que son la forma más concentrada de energía que puedes ingerir y aportan más del doble de calorías que las proteínas o los carbohidratos, puesto que poseen nueve calorías por gramo. Entonces, si aumentas el consumo de grasas, estarás comiendo más calorías de las que tu cuerpo necesita, provocando el aumento de peso; y esto, a su vez, te pondrá en mayor riesgo de tener otras complicaciones que tienen que ver con tu salud en general, como hipertensión, niveles elevados de colesterol, diabetes, enfermedades del corazón, cáncer, entre otros. Sin embargo, en realidad el enemigo a vencer no son las grasas, ya que como viste anteriormente, éstas son esenciales en tu dieta porque ayudan a cumplir diversas funciones orgánicas que te mantendrán saludable. La clave está en la moderación y en la elección de las grasas que son buenas para tu cuerpo. Las grasas enemigas Actualmente, se sabe que existen grasas buenas y malas para el ser humano, dependiendo de su composición molecular y del proceso de absorción del organismo. En primer lugar analizaremos las que resultan dañinas para ti. Este tipo de grasas son poco saludables ya que producen problemas cardiovasculares y elevan los niveles de colesterol en sangre. Hay dos tipos de grasas malas: * Las saturadas: tienen átomos de carbono llenos o saturados de hidrógeno. Pueden ser de origen animal o vegetal. Se caracterizan porque se solidifican en el frío o a temperatura ambiente. En el organismo tienden a hacerse sólidas y son difíciles de metabolizar. Elevan los niveles de colesterol en la sangre, con lo que se incrementa el riesgo de padecer alguna enfermedad cardiovascular. Se localizan en los alimentos de origen animal: ternera, cerdo, cordero, mantequilla, nata, helado y otros productos lácteos enteros; y en los de origen vegetal: aceite de coco y palma. * Las hidrogenadas o trans: se forman cuando se añade hidrógeno al aceite vegetal, transformándose este último de líquido a sólido. Elevan los niveles de colesterol, incluso más que las grasas saturadas, y se relacionan directamente con afecciones coronarias. Están presentes en numerosos alimentos procesados, como galletas saladas y dulces, pasteles, pastas, cereales, sopas y aderezo para ensaladas. A menudo figuran etiquetadas como "aceite vegetal parcialmente hidrogenado". Tus aliadas En cuanto a las grasas buenas, éstas se dividen en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, porque sólo tienen uno o dos de sus átomos llenos de hidrógeno. Resultan muy saludables ya que ayudan a bajar los niveles de colesterol malo en la sangre. Veamos cada una de ellas: Las monoinsaturadas: reducen las grasas malas e incrementan las buenas en la sangre. También ayudan a controlar los niveles de azúcar en sangre. Se encuentran en las aceitunas, el aceite de oliva, el de canola, el de cacahuete, las almendras, los cacahuetes, las nueces y los aguacates. Las poliinsaturadas: reducen los niveles de colesterol y proporcionan ácidos grasos saludables. Están presentes en las nueces, las semillas de lino, los granos integrales y los aceites vegetales como el de canola, el de girasol, el de soya y el de maíz, así como en los pescados grasosos como el salmón. Ácidos grasos omega 3 y 6: son buenos para las afecciones coronarias, el cáncer y las articulaciones inflamadas. Se localizan en el pescado, los mariscos, las semillas de lino, las nueces, la canola y el aceite de soya. Recuerda que una dieta con bajo contenido de grasa saturada y colesterol, puede hacer bajar tus niveles de colesterol y mejorar la circulación de sangre en tus arterias; además, un régimen alimenticio bajo en grasas, combinado con ejercicios físicos regulares, puede reducir tu riesgo de sufrir un ataque al corazón y te ayudará a combatir la obesidad. Así que no te excedas en el consumo de estos alimentos y pon mayor atención en las porciones que ingieras, para que logres mantener un peso saludable. Referencia informativa: www.midieta.com; www.portalfitness.com; http://timesunion.com/; www.euroresidentes.com; http://infofitness.infobae.com; www.healthfinder.gov; http://hispanicprwire.com; www.articulosdesalud.com; www.realage.com; www.sportcity.com.mx; http://nutrimundo.blogspot.com Departamento de Comunicación y Contenido; TodoEnSalud.org